Roca Cola

En Francia, una ley votada en julio de 1916 intentó cortar la venta de la droga. Pero la publicidad de los laboratorios se hacia casi a plena luz. Los cocainómanos destacados recibían prospectos redactados así: No pierda usted tiempo, sea feliz. Sí se siente pesimista, abatido, escriba hoy mismo a X… Se le mandará a vuelta de correo un alcaloide que puede evitar los sufrimientos e usted.

Veinte minutos antes de las 9 horas he tomado cocaína. Tengo la boca espantosamente seca. Siento ardores y estremecimientos, aunque ningún dolor. ¡Que lastima que sea tan difícil escribir! Han pasado tres minutos y nada aún. Ruidos en los oídos. Voy a perder pronto el sentido. Da miedo estar tan tranquila…
Han transcurrido seis minutos. Me siento bastante bien, aunque veo poco. La pupila ocupa el ojo entero.
Trece minutos. Pulsaciones violentas en la cabeza. No puedo reconcentrar las ideas. Estoy pálida.
9 horas. Tengo miedo de vomitar, seria molesto. M e vería obligada a tomar otra cosa. Tengo miedo de que dos gramos no sean bastante, y no tengo más cocaína.
9:05 horas. Empiezan fuertes dolores de cabeza. Esto es señal de que el veneno ha pasado a la sangre.
9:15 Siento nauseas a cada momento.
9:25 no tardare en perder el sentido. No veo ya. Me duele mucho la cabeza. Van a empezar las convulsiones.
9:45 Comienzo a exaltarme mucho. Me he tomado el veneno con serenidad, como si fuese agua pura. Veo que empiezo a escribir muy mal. Ciertamente el veneno obra. Me duelen los ojos, y tiembla todo mi cuerpo, síntoma conocido…
Intento levantarme y no puedo, las piernas no m sostienen… Calambres, mareo. ¡Adios! Me estoy desmayando. Es difícil escribir. La mano sufre también, los ojos ya no ven.
(Siguen varias páginas completamente ilegibles)
Historia de la las drogas. Jean –Louis Brau (1968). 1972. Bruguera, España.

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