Máscaras de lo intangible:

(Restos diurnos)

Son las once de la noche y las sombras suspendidas en medio de la habitación, fluctúan entre humo de alquitrán que se deja seducir por el halo de la noche, las telas, mantos púrpuras y detrás de estas los ojos blancos luminosos y mórbidos que se asoman desde varios años luz.

Dorian Gray está sentado a la luz de la chimenea fumando su pipa, mientras su retrato se pudre ante sus ojos atónitos pero soberbios, el hombre moderno, -nuestra imagen seudo-ontológica- hace lo suyo a su vez como una especie de celebración sincronizada de su dictadura, levanta su copa sentado en una pila de cadáveres, sin alma; pero aún con hambre. Escindido del universo y todavía peor, escindido de él mismo, camina con el pecho erguido, orgulloso de poder hacer de lo que una vez fue pangea; la gran maquinaria artífice de sus deseos, sin quererla reconocer como el lago donde Narciso encontró el goce mortal.

Mirando por encima de su hombro a un ser miserable, (sobre alguien más tiene que verse reflejada esa falta reprimida en uno mismo), ¡Esa es la máscara de lo intangible¡ .Gesticulamos, caminamos con paso firme sobre aguas movedizas creadas por nuestras percepciones a las que ponemos nombres imperativos como: “concreto” “exacto” “absoluto”, estigmas dentro de nosotros y yugo asfixiante en las espaldas de una humanidad preñada de los malestares que un día fueron encanto.

Mientras en algún momento de nuestra vida, nos detenemos sentimos que algo se ha ido de nosotros y el vacío nos inunda ¡Hermosa yaga simbólica que nos hace sentir lo implacable que es la vida, lo implacable que es el universo... la realidad!, y caemos en los territorios de lo inenarrable pidiendo auxilio a la certidumbre llamándola de mil y un maneras de todas las cuales logra huir sin la más mínima culpa. ¿Qué pensaría Dante?, ¿Qué diría Prometeo?, ¿Qué más podría pedir Hades?

Escapa de las manos de los más grandes representantes de la tragedia griega, de la tradición filosófica que domina en occidente, el momento más lúdico y a la vez perverso; estéril en su principio (…) cuando platón nunca logró ver más allá de su idealismo, entrepaños de tradición griega vienen esbozando el porvenir de los no convidados al Ágora. Antes de que mi alma se desprenda de esta materia terrenal, sacudo mis pies, ojos perceptivos con los que exploro lo que suelo llamar “realidad”, para que la arcilla no los empañe cuando logre darme cuenta que -finalmente- estoy hecho de la materia que mi yo onírico...

[*Toast_1979@hotmail.com]

[Dedicado a Cesar Velez (?) tlacuachepulquero@hotmail.com]